"Yo me había hundido completamente en mí mismo y en mi propio destino, aunque a veces tenía la sensación de que se trataba de la suerte general de todo ser humano. Encontraba en mí toda la guerra y todo del deseo de asesinar que había en el mundo, toda la imprudencia, todo su crudo anhelo de disfrutar, toda su cobardía: perdí primero el aprecio hacia mí mismo, luego el desprecio, no tenía otra cosa que hacer que concluir mi mirada al caos con la esperanza que a veces se encendía, otras se apagaba, de encontrar, más allá del caos, nuevamente la naturaleza, la inocencia. Todo ser humano que despierta y toma conciencia de verdad atraviesa una vez, o varias, ese sendero angosto que cruza el desierto... querer explicárselo a otros sería un esfuerzo inútil."Fragmento de "El Lobo Estepario". Hermann Hesse.
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